La mujer santo de los últimos días ha sido siempre un hermoso estandarte de fe y esperanza

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El evangelio de Jesucristo y su restauración ha iniciado una ola de actos nobles y caritativos en todas las naciones del mundo, mas hoy, deseamos resaltar la hermosa labor de humanidad y servicio al prójimo de la hermana Raquel Oleaga nacida en República Dominicana el 9 de mayo de 1931, su extraordinaria vocación de servicio la ha llevado a exponer su vida sobre una ambulancia estatal en cientos de ocasiones le preguntamos ¿por qué lo hace? Su respuesta fue suave, más llena de una gran convicción, son mis hermanos y los amo, es lo que haría mi Señor.

En dos meses la hermana Raquel Oleaga cumple sus 91 años, aún sigue activa como miembro honorable del cuerpo de bomberos con las insignias de coronel de esta institución de servicios voluntarios, la hermana Olega también testifico de lo importante que es para ella el visitar con regularidad el templo y servir como obrera, lamenta que la edad y la salud la limiten, más invita a todos a servir en la casa del señor y buscar sus bendiciones eternas.

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En dos meses la hermana Raquel Oleaga cumple sus 91 años, aún sigue activa como miembro honorable del cuerpo de bomberos con las insignias de coronel de esta institución de servicios voluntarios, la hermana Olega también testifico de lo importante que es para ella el visitar con regularidad el templo y servir como obrera, lamenta que la edad y la salud la limiten, más invita a todos a servir en la casa del señor y buscar sus bendiciones eternas.

Enfoca que la iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ha sido un faro de luz en los momentos más difíciles de su vida y su familia, con sus casi 91 años le acompañan sus nietos y bisnietos y expresa las grandes bendiciones que ha recibido del señor quién ha sido su inspiración a lo largo de 40 años, sabe lo importante que buscar y adquirir conocimientos, viviendo en su vida cada palabra expresada, sirvió como educadora y maestra por 37 años y expresó una genuina preocupación por los niños, nos cuenta que cada viernes usaba su hogar para limpiar las uñas y el pelo de los niños en las calles, un momento que llenó sus ojos de lágrimas, hoy esos niños ya adultos la observan como su madre, si, una bombera que tenía y tiene el fuego para encender el amor apagado de los corazones por las tormentas de la vida.

Testificamos del genuino amor de la hermana Oleaga aún en su avanzada y una voz débil, invita a todos los hermanos hombres y mujeres a seguir el ejemplo de Jesucristo quien siempre fue su guía e inspiración.