Un grupo de jóvenes adultos solteros de diferentes partes de Puerto Rico se unió recientemente en un viaje inolvidable para visitar sitios históricos de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Uno de los momentos más especiales fue su visita al Templo de Kirtland, junto a lugares sagrados como la Arboleda Sagrada, el río Susquehanna y el Cerro Cumorah, que dejaron una profunda huella en sus corazones.
Esta actividad fue una iniciativa de los jóvenes y algunos líderes de varias estacas que se unieron voluntariamente para apoyar este recorrido de fe. Admiramos sinceramente a estos jóvenes por su anhelo de fortalecer su testimonio, adquirir conocimiento y, literalmente, caminar por donde se desarrolló la historia del Evangelio restaurado.
Aquí les compartimos algunos testimonios:
Lyanne Laviena – JAS Estaca de Caguas, Puerto Rico
“Este viaje ha sido uno milagroso. Me enteré de su existencia apenas una semana antes, y al preguntar, me dijeron que ya no había cupo. Sin embargo, sentí en mi corazón el deseo profundo de ir, así que oré sinceramente al Padre Celestial. Le dije que, si no era el momento, lo aceptaría, pero que si había una posibilidad, Él abriera el camino.
Decidí actuar con fe: asistí a la reunión del grupo, firmé el formulario y comencé a mover todo lo que estaba a mi alcance. Faltaban los días de vacaciones, transporte, estadía… pero, uno a uno, esos obstáculos desaparecieron milagrosamente. Cuando el presidente Toro me llamó para dejarme saber que podría ir, sentí una confirmación divina: el Señor quería que yo estuviera allí. No tengo duda de que fue Su mano guiando cada detalle. Él escucha nuestras oraciones y responde con amor perfecto y en el tiempo correcto.”

Presidente José R. Toro – Estaca de Toa Baja, Puerto Rico
“Sé que este viaje fortaleció el testimonio de todos, especialmente en la Arboleda Sagrada. El Espíritu que se sintió allí fue algo que muchos nunca habían experimentado antes. Ese bosque ya no será solo un sitio histórico, sino un espacio sagrado que llevaremos en el corazón.
En el Templo de Kirtland, mientras cantábamos ‘El Espíritu de Dios’, el Espíritu se derramó de manera especial. Vi cómo oraciones fueron respondidas con claridad y amor. Fuimos bendecidos con las tiernas misericordias del Señor. Este viaje fue una oportunidad divina para acercarnos más a Él.”
Sin duda, regresan con el espíritu más fuerte, nuevas amistades y recuerdos que perdurarán para siempre.
