Esfuerzo coordinado para aumentar el impacto del seminario e instituto en las vidas de los jóvenes

Esfuerzo coordinado para aumentar el impacto del seminario e instituto en las vidas de los jóvenes
En un mundo cada vez más atormentado, el Señor promete que en los últimos días los jóvenes de Sión tendrán paz. En Isaías 54:13, el profeta Isaías escribe: “Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová, y grande será la paz de tus hijos”. La condición para lograr esa paz se encuentra en la primera parte de la promesa: “…todos tus hijos serán enseñados por Jehová…”.
Gamiette, Claude-140 x

La responsabilidad de enseñar a nuestros hijos recae sobre todos los padres de Sión. En D. y C. 68:28, el Señor dice: “Y también enseñarán a sus hijos a orar y a andar rectamente delante del Señor”. El hogar es el lugar donde deben enseñarse las mejores lecciones; no es sólo donde podemos leer y compartir las Escrituras sino también donde podemos alentar a nuestros jóvenes a buscar al Señor a temprana edad. Como padres, queremos ayudarles a desarrollar hábitos que permanezcan con ellos durante toda su vida. En Proverbios 22:6 leemos: “Instruye al niño en su camino; y aun cuando fuere viejo, no se apartará de él”.

Con el fin de ayudar a los padres con el encargo divino de enseñar a sus hijos, se ha diseñado el programa de Seminario e Instituto para los jóvenes de 14 a 18 años y los jóvenes adultos solteros de 18 a 30 años. El propósito de estos programas es ayudar a los jóvenes y a los jóvenes adultos a desarrollar fortaleza y madurez espiritual, y de esa manera producir un efecto en sus vidas y en las de sus futuros hijos.

A partir de los 14 años, los jóvenes Santos de los Últimos Días pueden inscribirse en una clase diaria que los guiará en un viaje de fe, esperanza y caridad, en preparación para su encuentro con el Salvador, Jesucristo. También entenderán mejor y confiarán en Sus enseñanzas y Su expiación, se harán merecedores de las bendiciones del templo y se prepararán a ellos mismos, sus familias y a los demás para la vida eterna con su Padre Celestial (objetivo de Seminarios e Institutos).

El presidente Packer, en la Conferencia  General de abril de 2013, compartió la historia de las serpientes que atacaban nidos en una zona normalmente muy segura del jardín que rodea su casa. Al ser testigo de esos ataques, el presidente Packer reflexionó: “¿Están invadiendo el Jardín… otra vez?”.

En primer lugar, todos debemos ser conscientes de la necesidad crucial de fortalecer espiritualmente a los jóvenes de la actualidad. El presidente Henry B. Eyring, en 2001, declaró: “La fortaleza espiritual necesaria para que la juventud se mantuviera firme hace pocos años ya no es suficiente. Muchos de ellos son admirables en su madurez espiritual y su fe, pero incluso los mejores de ellos son sumamente probados. Y las pruebas se tornarán más severas… La corriente se ha convertido en inundación y pronto será un torrente”. Dos años más tarde dijo: “Demasiados de nuestros alumnos llegan a ser contados como bajas espirituales... Una sola de esas tragedias resulta demasiado. No obstante, las dificultades y tentaciones con que nuestros alumnos se enfrentaban hace cinco años son pequeñas en comparación con lo que vemos hoy, y nos esperan tiempos aún más difíciles” (Élder Henry B. Eyring, 2003).

¿Y qué podemos decir de nuestros días? Han pasado unos diez años y estamos en esos tiempos difíciles; pero para los alumnos, padres, obispos y presidentes de estaca, testifico que el Señor ha proporcionado una herramienta extraordinaria para proteger a Sus jóvenes de este torrente. Seminarios e Institutos está organizado en todas partes, listo para recibir, capacitar, enseñar, proteger y preparar a nuestros jóvenes para la gran misión que tienen de ayudar a salvar al mundo. Al hacer esto, se salvarán a sí mismos y a sus familias.

Pero este rescate de nuestros jóvenes requiere de un esfuerzo combinado de todos nosotros, para asegurarnos de que se enseña, capacita y prepara a todos ellos. Como coordinador de Seminario e Instituto, he sido testigo de los pasos que llevan a nuestros jóvenes a lograr una firme seguridad de la veracidad del Evangelio y la fortaleza para obrar de acuerdo con este conocimiento. Esos pasos son: constancia en la asistencia a las clases, constancia en la lectura de las Escrituras y obtener una comprensión de la doctrina de Cristo. Pero para desarrollar esa constancia, debemos apoyarnos en cuatro grupos de personas:

  1.  Alumnos: Seminario comienza a los 14 años. Todos ustedes son capaces de tomar decisiones buenas y maduras y de animar a otros jóvenes a buscar regularmente la palabra del Señor en su juventud. Estoy sorprendido por la fortaleza que veo en los jóvenes que se despiertan temprano y caminan grandes distancias en la oscuridad o después de la escuela con el fin de venir y ser enseñados por el Señor. En verdad, grande es su paz. Ellos desarrollan una mayor confianza en el Señor y en su propia capacidad de hacer cosas que a otras personas les parecen difíciles. Cultivan no sólo su mente sino también su carácter al levantarse, leer los cursos sobre las Escrituras y participar en la clase, todo esto de manera constante, y de esa manera vuelven sus corazones a su Padre Celestial.
  2. Padres: Como padres, estamos ayudando a nuestros hijos a determinar sus prioridades en su juventud. Si los deportes u otros cursos tienen prioridad sobre su asistencia a Seminario, estamos enviando el mensaje de que el fortalecer nuestra relación con el Padre Celestial no es nuestra primera prioridad. Me regocijo en el apoyo de los padres que se despiertan temprano en la mañana y ayudan a sus jóvenes a estar listos para sus clases. Ellos alientan la lectura de las Escrituras y se aseguran que no pierdan clases. Al hacerlo, ellos están enseñando poco a poco a los jóvenes a asumir la responsabilidad de su relación con su Padre Celestial. Los hijos que tienen este tipo de apoyo son en verdad bendecidos.
  3. Obispos y presidentes de estaca: El Señor los ha llamado a ser los padres de los barrios que presiden. Junto con los consejos de barrio y de rama, ustedes hacen una gran diferencia en la vida de esos jóvenes que no cuentan con el apoyo de los padres como ya mencionamos. Al planificar, realicen visitas para animar a los padres y a los jóvenes. Verdaderamente los está invitando a venir y ser elevados por el Señor. Por favor revisen el progreso de los jóvenes mediante la lista de inscripción y terminación de cursos de MLS, y asegúrense que se invite y anime a todos. Al hacerlo, están creando un grupo de apoyo y un entorno que les permitirá a los jóvenes ayudarse el uno al otro y soportar los días difíciles gracias a la fortaleza de su propia conversión.
  4. Maestros: Estamos tan agradecidos por su dignidad para enseñar a los jóvenes de la Iglesia. Cada día se preparan y se mantienen cerca del Espíritu, enseñando con amor a los que han sido confiados a su cuidado por los líderes del Sacerdocio. Su esfuerzo, amor, paciencia y sacrificio no solo bendecirán a los jóvenes sino que su propia vida se verá impactada en gran medida por su servicio. Continuarán acercándose al Señor a medida que Él se revele a Sí mismo conforme lo busquen, y podrán mostrarles el camino a sus jóvenes alumnos. Los amamos y apoyamos, y oramos por ustedes.

Acude a mi mente la bendición que pronunció el élder Neil L. Andersen en su discurso de febrero de 2014: “Como Apóstol del Señor Jesucristo, invoco una bendición sobre ustedes, los maestros de nuestros preciados jóvenes, para que los principios de la fe, esperanza y caridad se desarrollen más en ustedes y que el Señor los bendiga para servir más como instrumentos en Sus manos. Los bendigo para que, al guardar los mandamientos con humildad y al prepararse con oración, sus palabras y acciones lleven una porción adicional del Espíritu y que el Espíritu de verdad se arraigue en el corazón de sus alumnos. También invoco una bendición sobre sus familias, para que su servicio sirva de fortaleza para sus cónyuges e hijos, sus padres y madres, sus hermanos y hermanas, y constituya un legado de rectitud para sus nietos y todos sus seres queridos”.

Ruego que esas bendiciones caigan sobre nosotros como el rocío del cielo al trabajar juntos, que todos nuestros hijos sean enseñados por el Señor y que su paz sea grande.

Referencias:

  1.  Boyd K. Packer, “Estas cosas sí sé”, Conferencia General, abril de 2013.
  1. Henry B. Eyring, “Debemos elevar nuestras miras”, conferencia del SEI sobre el Libro de Mormón, 14 de agosto de 2001.
  1. Henry B. Eyring, “El Espíritu debe ser nuestro compañero constante”, discurso a los instructores de religión del SEI, 7 de febrero de 2003.
  1. Neil L. Andersen, “Un salón de clase de fe, esperanza y caridad”, discurso a los instructores de religión del SEI, 28 de febrero de 2014.