Joven recién conversa comparte su experiencia de fe y confianza en el Señor al bautizarse

Joven recién conversa comparte su experiencia de fe y confianza en el Señor al bautizarse

Para Madelin Morel Santos, la frase 'A partir de hoy' grabada en una galletita que le regalaron la marcó y la llenó de esperanza al saber que ese día se acercaba más a los caminos del Señor.

La joven dominicana de 26 años recuerda que inició sus aprendizajes sobre el evangelio de Jesucristo acompañada por dos misioneros, el élder Núñez y élder Gómez, con quienes sostenía encuentros virtuales, reuniones a las que luego se integró el élder García.

Madelin reconoce que inicialmente accedió a estas reuniones más por educación que por interés, pero el primer encuentro le pareció muy bonito y desde entonces cada noche que compartían era una experiencia que calificaba de enriquecedora, asegurando que ellos le transmitían su paz, su buena vibra y cada vez más conocimientos sobre la palabra del Dios y de El Libro de Mormón.

El élder Núñez me inspiraba confianza para poder expresar algunas cosas que por lo regular no lo hacía. Él también aprendió mucho, pues creo que fortaleció su don de paciencia conmigo. Por su parte el élder García siempre mantenía su calma y aprendí de él que esta es la obra del Señor”, puntualizó Madelin.

Expresa Madelin, que en su primera visita a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en el barrio Cristo Rey, estaca Santiago Sur, le motivó la integración y armonía que vio entre los miembros, lo que hizo que se sintiera muy cómoda allí. Fue a su salida ese día que le obsequiaron aquella galleta muy especial que nunca olvidará.

“Empecé a leer El Libro de Mormón, para mí no era más que un libro cualquiera, luego fui motivándome a leerlo, subrayarlo e intentar entenderlo. De todo lo que leí, el libro de Jacob me hizo sentir paz en medio de la incertidumbre”, indica Madelin en su testimonio.

Sin embargo,  no siempre estuvo positiva, en paz y gozo. Explica que en algunos momentos le asaltó la duda. “Muchas veces pensé declinar e informar a los misioneros que no deseaba continuar con las enseñanzas y ni seguir asistiendo a la Iglesia. Algo me motivaba a asistir y continuar con mi camino. Este proceso no ha sido fácil, afectando mi salud emocional y mi estabilidad espiritual. He llorado, he tenido que obedecer por fe y ceder ante mis convicciones”.

Indica que cada vez que escuchaba los testimonios en la Iglesia sus ojos se llenaban de lágrimas, aunque trataba de ocultarlo. Observó cómo el café que había sido su compañero de estrés y faena se ausentó de su día a día y eso le resultaba ser una muestra de que estaba cambiando, que algo más fuerte que sí misma estaba trabajando en ella. Le hacía entender que el tiempo de Dios es perfecto y le mostraba su crecimiento espiritual cada día, a pesar de sentir mucha tristeza en algunos momentos.

Madelin Morel Santos

El camino tuvo momentos de duras pruebas

Madelin, que se autodefine como investigadora, experimentó muchos sentimientos encontrados, sobre todo después de indagar sobre los inicios la Iglesia, las experiencias de exmiembros y sus doctrinas.  “Esto me causó un choque emocional muy fuerte, una guerra interna. Yo una chica activista, estar de frente a un llamado espiritual en una iglesia que tiene reglas muy específicas, practica el bautismo por los muertos y que invita a no tomar café algo que para mí difícil dejar atrás”, enfatizó.

Afirma que a esas dudas se sumaba cada día un nuevo elemento para que desistiera. Entonces eran sus amigos que les decían que esa iglesia era una secta y que esto era antibíblico. Luego la familia que, aunque la respetaba, no estaba de acuerdo en que ella asistiera a esa iglesia. Y es así como empieza a hacerse preguntas como: “¿Este es mi lugar?, ¿Pertenezco allí?, ¿Estoy tomando la decisión correcta?, ¿Podré llevar los mandamientos?”.

Aun en la semana previa a su bautismo sintió tocar fondo, la tristeza se apoderaba de ella. “No hubo un día en el que no llorara, en el que no dudara, en que pudiera dormir tranquila. En cambio, supe que esto es parte del proceso, que debía reconocer sentirme vulnerable en lugar de ocultarlo como dice David Vicott. Justo al culminar la llamada con los misioneros empecé a leer Alma 32:24-33 y escuchar el himno “Sé que vive mi Señor”, mis lágrimas caían sobre el libro y empecé a sentir un poco de tranquilidad”.

La hermana Madelin se sintió preparada y recibió su bautismo el pasado 12 de junio muy agradecida con el Padre Celestial y con los élderes a quienes denominó “los misioneros 2.0”, destacando que ellos a pesar de las dudas, preguntas y cuestionantes de ella, dedicaron tiempo y energía para responderle, siendo firmes en cumplir con la obra de Dios.

 “Estoy más que segura que Dios me estaba preparando para esto, que no es casualidad. Al final tomé la decisión de unirme a la Iglesia por fe y dar un voto de confianza por el amor que Dios me ha mostrado”, afirma.