Una misma instrucción:
“Los miembros y los líderes locales de la Iglesia tienen la responsabilidad de usar y cuidar los centros de reuniones, lo cual hacen con la ayuda del personal local de propiedades. Los líderes se esmeran por asegurar que los centros de reuniones y sus terrenos estén siempre ordenados, aseados, atractivos y en buen estado. Las propiedades de la Iglesia deben reflejar el cuidado y el respeto apropiados en todo sentido…Los miembros de la Iglesia, entre ellos la juventud, deben ayudar a asear y cuidar los centros de reuniones. En la medida en que los miembros ofrecen este servicio, aumenta su reverencia por la casa del Señor…Se anima a los miembros a proveer estos servicios, en forma individual o en grupo, y según sus destrezas y talentos.”- (Manual de Instrucción Libro 1. Página 93).
Una misma invitación:
'Se invita a los miembros de la Iglesia a participar en la limpieza de sus edificios, de manera tal que, mediante su sacrificio, lleguen a honrar, respetar y amar estas hermosas casas de adoración.'- Obispo H. David Burton, Ensign, Junio 1999, página 75
¿Por qué se pide a los miembros participar?
'Lo que resulta más importante entender es que este programa no se instituyó primordialmente para ahorrar dinero. Este programa sirve para desarrollar el carácter personal y recibir bendiciones eternas. Los líderes del sacerdocio que enseñen a sus miembros que esta es una oportunidad de sacrificarse y edificar el reino hallaran éxito en sus esfuerzos.” - Obispo H. David Burton, Ensign, Junio 1999, página 75
Muchos, han aceptado la invitación y participan. Ellos nos comparten sus experiencias y sentimientos al brindar este servicio en sus centros de reuniones.
Elisabeth Rodríguez, Barrio Mirador, Estaca Independencia, República Dominicana
Cuando era pequeña, mis padres me enseñaron la importancia de servir. Cuando he tenido la oportunidad de brindar mi ayuda para mantener la capilla limpia, lo hago sin ningún interés. Lo hacía semana tras semana y considero que fue una gran bendición. Ahora soy maestra de seminario y me esfuerzo cada día por llegar más temprano para limpiar un poco, porque este es el lugar donde honramos a Dios y a Jesucristo y debe estar limpio. Cuando todo está en orden, siento que esto trae paz y felicidad.
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Cuando sirvo en mi capilla de corazón, me siento feliz, ya que estos lugares son dedicados para la adoración de Dios. Aunque esto es una asignación, siento que es algo más que eso, porque viene del obispo. No es tan fácil limpiar los centros de reuniones, pero lo hago con todo el amor que un padre merece de un hijo, en este caso Mi Padre Celestial, el cual me bendice tanto. Cuando la capilla está limpia, puedo sentir armonía, tranquilidad y puedo percibir Su presencia. Tengo la confianza que al mantener este lugar limpio, las personas que nos visiten, sentirán en sus corazones el deseo de regresar. Cuando mantenemos el edificio limpio, brindamos a los miembros la oportunidad de participar de los sacramentos y recibir instrucciones en un ambiente adecuado.
Anyi Marte: Barrio Enriquillo, Estaca San Gerónimo

Cuando visito la capilla y la veo sucia o desordenada, me siento afligida y me pregunto: ¿Cómo puedo irme y dejarla así? - sabiendo que puedo hacer algo para mejorar esta situación y no simplemente lamentarme por ello; mi madre siempre me enseñó que es en lo limpio donde mora el Espíritu de Dios y esto mismo trato de enseñarles a mis hijas.

Elizabeth Grullard, barrio Manoguayabo, Estaca Las Caobas
Fui asignada en una ocasión a ser la encargada de la limpieza en mi barrio. Como parte de esta asignación tenía la responsabilidad de instar a las demás hermanas a que nos acompañaran en la limpieza. Una de las bendiciones de esta asignación fue sentir que aporté con algo sencillo para que nuestra capilla luciera bien y por ende existiera un ambiente espiritual agradable. Estoy convencida que si la capilla está limpia, nuestras reuniones serán mucho más eficaces.
Una vez recibida la invitación, nuestro deber es actuar
Las escrituras nos enseñan: “Organizaos; preparad todo lo que fuere necesario; y estableced una casa, sí, una casa de oración, una casa de ayuno, una casa de fe, una casa de instrucción, una casa de gloria, una casa de orden, una casa de Dios;.-Doctrina y Convenios 109:8
Niños, jóvenes y adultos hemos recibido la misma invitación, lo que sigue es ejercitar la buena actitud y la disposición para mantener Sus centros de reuniones como Él lo ha establecido por medio de Sus siervos. El Señor sabe que por medio de la obediencia a esta invitación cultivaremos el atributo de la responsabilidad al trabajar juntos como grupo o familia, los hijos aprenderán del ejemplo de sus padres, sostendremos a nuestros líderes, seremos más unidos y obtendremos experiencias espirituales memorables, pero lo más importante es que el servicio prestado será una muestra del amor que sentimos por Él.