Apoyando a mis hijos en el Seminario

Inscríbete en Seminario- myseminary.lds.org Video Instructivo
Luis Daniel Santana, Director de Seminarios e Instituto, Area Caribe. Luis Daniel Santana

En esta época maravillosa de grandes oportunidades y avances tecnológicos, nuestros hijos necesitan tener un ancla segura donde puedan aprender a recibir revelación, llegar a conocer al Salvador por medio de un estudio guiado de las escrituras y obrar rectamente cuando las oportunidades de mostrar su fe y valor se presenten. Como padres, tenemos la tarea de enseñar, proveer y guiar a nuestros hijos a tener experiencias que faciliten su conversión al evangelio y de esta manera, al tener una vida centrada en Cristo puedan encontrar la felicidad en esta vida y en la venidera.

El presidente Boyd K. Packer, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “Padres, animen, e incluso insistan, en que sus hijos estudiantes se inscriban en el programa de Seminario o de Instituto. Presidentes, obispos, líderes de jóvenes: Ustedes tienen la responsabilidad de alentar a cada joven, sin excepción, a que se inscriba. Pocas cosas llegarán a beneficiarlos tanto como esta”.[i] Me gusta lo que el presidente Packer enfatiza en cuanto a “Animar e Insistir”. Él sabía las grandes bendiciones que se reciben al participar en el Seminario y lo excelentes que serán sus hijos a causa de ello.

Quisiera motivarles a inscribir a sus hijos en el Seminario usando la página web, que también funciona en sus dispositivos móviles: myseminary.lds.org . Esta aplicación les permitirá no solo registrar a sus hijos en el seminario (lo cual es sumamente importante para poder tener aprobación de usar la información de los alumnos en el sistema, etc.), sino que como padres podrán ver cómo va su desarrollo e historial a lo largo del curso, monitorear y actualizar la lectura de ellos y ver que asignaciones tienen que completar en caso que necesiten mejorar su asistencia para tener créditos.

Los líderes también pueden usar esta herramienta para verificar el progreso de los jóvenes a nivel de barrio y estaca, esto es útil para medir el logro mensual del programa con las metas establecidas, posiblemente hacer ajustes en sus planes y seguir bendiciendo a todos los jóvenes que están bajo su jurisdicción.

Quisiéramos mostrar el proceso de inscripción, por medio de este video tutorial que muestra los pasos que deben seguir para inscribirse y también explica las ventajas que les ofrece como padres el inscribir a sus hijos en Seminario por esta vía.

Las inscripciones están abiertas un mes antes de comenzar el año escolar y terminan el último día del año escolar (Esto significa que un joven puede entrar a participar en el seminario en cualquier momento del año, ya sea que se bautice en la Iglesia o llegue a conocer del programa durante el año).

Sabemos que la asistencia regular de sus hijos a Seminario les ayudara a ellos a entender y confiar en las enseñanzas y expiación de Jesucristo, merecer las bendiciones del templo y prepararse para la vida eterna con Nuestro Padre Celestial.

El presidente Thomas S. Monson dijo: “Cuán agradecido estoy por el hecho de que el manual de la noche de hogar haga hincapié en las escrituras. También los programas de estudio de Seminario e Instituto recalcan las escrituras y ayudan al alumno a interiorizar su vivacidad y significado”.[ii]

“Las sagradas escrituras, la guía que les dan sus padres y la enseñanza diligente que reciben en la Primaria, en las Mujeres Jóvenes, en la Escuela Dominical, en la reunión sacramental y en Seminario, les fortalecerán en su determinación de ser lo mejor que puedan”.[iii]

Sé que al permitir que nuestros hijos participen en el programa de Seminario, veremos estas promesas cumplirse y tendremos un sentimiento de gozo en nuestros corazones al saber que hemos preparado una posteridad justa para El Señor.


[i] véase “El libre albedrío y el autocontrol”, Liahona, julio de 1983, pág. 101

[ii] Thomas S. Monson, Pathways to Perfection, 1973, pág. 98

[iii] (véase de Thomas S. Monson, “Su jornada celestial”, Liahona, julio de 1999, pág. 115).